jueves, 19 de junio de 2014

Pastelón

Hacía ya tiempo que el amor entre ellos dos parecía haberse apagado. Fueron una pareja, no sabemos decir si feliz, pero una pareja. Tenían sus peculiaridades como todas las demás.

Fuera como fuera, se acabó, y ya hacía tiempo de ello. Había bebido mucho él, y ella casi le encontró de casualidad en medio de la noche, de fiesta. De alguna forma se acabaron yendo juntos, a casa de él; donde ya habían pasado antes muchas noches juntos. Se tumbaron en la cama y él realmente empezaba a estar algo sobrio.

Su costumbre, y la costumbre que tuvieron los dos un tiempo, era poner música para dormir. Él tenía un disco casi siempre en la minicadena para ese momento, Sigur Rós (). Todo eso sin saber que años después senamoraría de Islandia.

La primera canción era la preferida de él, y de alguna maldita manera la había escuchado tantísimas veces con ella.. Y seguía ahí, la primera del disco que estaba preparado en su minicadena, casi esperando este momento. La música no había sonado más de dos minutos y ya se habían empezado a besar. Tumbados en la cama en la que ya habían estado tumbados, y abrazados en la cama en la que ya habían estado abrazados. Escuchando la canción que de alguna manera les acababa de mover hasta la situación en la que se encontraban. abrazados, queridos, protegidos. Y la canción acababa pero ya estaba hecho, volvían a estar juntos.

martes, 25 de diciembre de 2012

Cautiverio


Delante de mi ventanta hay una fachada blanca, La fachada es muy alta y ancha, ocupa unos 10 pisos de alto. No, unos 10 no, ocupa exactamente 10 pisos de alto. En toda su estructura, mirando a la ventana no hay más que las tristes galerías de cada piso, justo en el centro del edificio. Pero  de ahí a la derecha nada, ni una ventana. Miento, había una. Justo en el séptimo piso, a la misma altura a la que vivía yo, había, muy a la derecha, una pequeña ventanita de la que no se podía adivinar nada del interior.
Era demasiado pequeña para ser parte de una habitación, al menos de una verdadera habitación. Podía imaginarme cualquier familia que hubiera engendrado un monstruo y no supiera bien qué hacer con él. Podría haber construído esa habitación para encerrarlo y simplemente tenerlo allí durante años, y, para no hacer tan realmente nefasta la existencia de ese ser, dotaron la habitación de una pequeña ventana.
Pasó mucho tiempo hasta que pude dormir tranquilo, aun sabiendo que existía esa ventana, a la misma altura que la mía, y de la que no sabía nada. Como decía, ya dormía bien por aquel entonces. Una mañana cualquiera, después de quedar desempleado, andaba simplemente paseando por la calle peatonal que marca el centro de la ciudad, justo donde vivo; la Calle Olmos. Entonces vi una mujer muy mayor, casi decrépita tratando de abrir una puerta. En seguida entendí que esa era la puerta que abría el portal del edificio de la ventana del 7º piso. - Señora, necesita ayuda? - Pregunté a la anaciana.- Sí, me ayudária a llevar estas bolsas - la mujer llevaba las bolsas de la compra en las manos, terriblemente cargadas - hasta mi casa, vivo en el 7º piso. El corazón me dio un vuelco, quizá aquella mujer era la malvada madre que tenía un monstruo como hijo viviendo en un zulo con ventana a la calle, exactamente a mi habitación. No pude más que ayudarla a abrir la puerta y a entrar la compra en su ascensor. Mientras el aparato, muy lentamente, como todos los edificios antiguos del centro de la ciudad, subía hasta el séptimo piso, pensé mucho.
¿A dónde estaba yendo? ¿de verdad quería conocer la verdad sobre esa ventanilla? ¿Quería entrar con esa anciana decrépita en su casa, quería cruzar el pasillo e irrumpir en la habitación donde acababa la casa, echar a todo el mundo y girar el colchón para tratar de hundir el falso techo y encontar la habitación secreta?
No pude hacer nada de eso. Las puertas del ascensor se abrieron y unas manos enormes me agarraron de las solapas del abrigo "Quién es este hijo de perra?" "Entralo a casa" "Mátalo" "De dónde coño sale?" - Oí todas esas frases entre patadas en elcostillar y tirones del abrigo. Me desperté de nuevo sentado, desnudo, en una silla. La habitación estaba muy oscura, y  tenía que tocer el cuello, porque el techo era muy bajo. Al principio no vi ninguna luz, pero después de unas 4 horas (debía amanecer) puder ver un cuadrado a un costado que se empezaba a vislumbrar en la penumbra. Traté de pegar saltos hacia la recién aparecida luz, pero una cadena que retenía mi silla frenó mi avance. Forcé unos empujones y logré caer al suelo, sobre el peso de mis propias manox. Con suerte caí sobre mi propio peso y las tristes cadenas hicieron tal herida que la sangre lubricaba lo suficiente como para poder sacar las muñecas y chillar en dirección a la puerta, golpeándola con la cabeza.
Después de recobrar el conocimiento me encontré en el suelo de una lúgubre habitación. La sangre manaba de una brecha en mi cabeza. Con lo que sangraba, si podía mantener la conciencia, significaba que el golpe de la hemorragia había ocurrido en los últimos minutos. Me levanté a duras penas y pude al fin ver la ventana del zulo en el que me habían encerrado. Me acerqué a la ventana y vi que estaba muy arriba. Justo enfrente había otro edificio, y a la misma altura a la que encontraba pude reconocer una ventana que daba a mi misma habitación. Entonces lo vi. Me vi.  Era yo mismo, mirándome a los ojos y preguntándome: ¿Quién vive ahí? ¿Una madre malvada que tiene a su monstruoso hijo en cautiverio?

martes, 3 de abril de 2012

Las ambiciones son poderosas

Las ambiciones son poderosas. Tú y qué ejército? Payaso.
Te espero en Celephais, cuando consiga llegar durante uno de mis sueños. En el Castillo Subterráneo vive el ser que sale al exterior, la tierra firme es su cielo; las rocas sus estrellas. Los profundos en Innsmouth han desarrollado al fin sus agallas, la guerra contra las hordas pez está por comenzar. El fin del mundo está llegando, porque nunca nos preocupamos de nuestro futuro mientras echamos las culpas al pasado. Los Garrafone y su mundo del hampa. En Trento un hombre recibe un flechazo que le atraviesa el corazón, un manuscrito inacabado queda presa del rigor mortis de sus dedos. Jose Jones es un actor que interpreta a un personaje famoso de televisión, aunque nunca ha coincidido en el plató con Jimmy Superstar, el actor porno. El escritor de Forrest Gump se atormena en su buhardilla, sin embargo el autor de "Inspiración" se revuelca sobre mares de whisky y escribe en su Remingtoon Steele novelas sobre los sueños. Posiblemente escriba sobre Celephais, que es allí a donde quiero llegar. Mis recuerdos y pensamientos son difusos, tengo recuerdos de muchas personas que no soy yo mismo: Personajes inventados, cuyos recuerdos están, sin embargo, vivos en mi interior. Ahora mismo estoy fusionado con ellos y siento que puedo hablarles.

El cazarrecompensas espacial, se conoce a sí mismo de joven. La culminación de todas las especies del universo tiene lugar en un punto al que el ser humano no consigue llegar vivo. Los registros que dejaron los humanos, muestran como el fin del mundo ocurrió por culpa de un partido político radical llamado El Partido Deformista. Atentados a la vida del jefe del mundo, con robots kamikazes, tal era su sorpresa.

jueves, 11 de agosto de 2011

Tristeza

La tristeza es un sentimiento de mierda.



No consigues ver en tí, nada bueno. Te preguntas si eres feliz, y contestas que no; más tarde dirás que sí. Todo lo que puede ser bueno desaparece, las tinieblas se adueñan de tu corazón y nublan tu visión. Sólo hay oscuridad y niebla, la tristeza materializada en los sueños. La cama es tu mejor escóndite y la masturbación ni te apetece. El miedo a todo lo que puede venir y acontecer. Y tú, inmóvil, envuelto entre las sábanas; triste.

No vas a estar triste toda tu vida. Estar triste no es disfrutar, y la máxima de todos debería ser esa: Disfrutar. Si vas a estar triste toda tu vida mejor suicidate, porque... ¿Para qué? ¿No?

Triste siempre estás solo, cuando estás triste la gente lo repele. Uno siempre está triste solo.

Inspiración 2

Hace mucho que no escribes. La inspiración de ha abandonado. Ahora pasas las noches borracho, nadando en whisky, mientras tratas de agarrar la pluma con tu mano derecha y con la izquierda te aprietas las sienes para pensar más. No sale nada. Sólo el vacío. Ni una sola idea, ni una sola palabra, no hay nada que hacer, está todo perdido. No hay ya nada más que hacer que volver a la cama hedionda en la que duermes cada noche para tratar de soñar, a ver si algo.. Aunque breve, consigues recodar para poder escribirlo. Un día por la mañana, te has dormido con las ventanas abiertas. Desde la calle puedes oír una orquesta descender por la garganta de edificios y asfalto. La música te cautiva, el vocalista que canta a dúo con las trompetas te golpea en el pecho. Tu cabeza empieza a flotar y notas que la música te envuelve. La creciente sensación de libertad sensorial es sólo una pequeña parte de todo lo que sientes, una de las sensaciones que evoca la música de la orquesta local. Las trompetas a la par. Los percusionistas dándolo todo con sus mazas, sus timbales resonando por las calles de la ciudad. El vocalista liderando, cantando brevemente cuando es el momento y dirigiendo a toda la tropa. Las animadoras que hay alrededor de todos los músicos, calentando el ambiente de viejos y niños púberes excitados al ver unas piernas tan largas en unas faldas tan cortas. El ardor se podía tocar, las animadoras eran la fiebre de las fiestas; El demonio en el desierto, la tentación cuando tienes sed. Una de las animadoras, Jennifer, era una joven virgen que no dejaba que su novio se la follase. Esperaría hasta el matrimonio. Su novio, por descontado, se folla a una de las animadoras. La más libertina, la que realmente se lo pasaba bien. Cuando se da cuenta de ello, decide salir desatada a follarse a todo lo que pueda. Un abánico de sexo y drogas. Vuelves a tener una idea. Desarrólala y juega con ella. Que no tenga que volver a aparecer para ayudarte a escribir. Algunas veces vendré en forma de sueños y otra, como música embriagadora.

viernes, 29 de abril de 2011

El sueño de Lepanto

Jan Potoki se despierta temprano. Se nota sudoroso e intranquilo: le ha despertado una pesadilla. Se encontraba en Lepanto, transcribiendo un manuscrito de Carlo Magno a su esposa cuando de repente una flecha el atraviesa el pecho. El cuerpo se desploma pero no muere, únicamente un intenso dolor. La paralización de todas las articulaciones y un ligero cloqueo tumbado en el suelo es lo que queda de sí mismo. Pero no muere. Trata de retorcerse de dolor y ni siquiera es capaz, la frustración y el dolor cogidos de la mano. Así se despierta, muerto de miedo y diciéndose a sí mismo que nunca más se volverá a dormir. Y se vuela la cabeza.
TRENTO

domingo, 19 de diciembre de 2010

Nihilismo

Triunfa todo lo que puedas y destroza tu imagen. Destroza todo lo que puedas, total, ¿Qué tiene sentido? Yo no lo veo en ningún lado.
Cuando todo pierde sentido y nada te importa lo destruyes con facilidad. Sólo por el mero hecho de hacer, hacer sin pensar y no poder rectificar. Total todo existe sin ningún objetivo claro. Si todo tuviera sentido, me pregunto qué hago yo metiendo la cabeza en mi madriguera, sin salir día y noche de la cama. Nada tiene sentido pues, si así puedo estar.
Esto no es un planteamiento sobre si algo tiene sentido o no, yo SÉ que no lo tiene. No hace falta más que pararse a pensarlo un minuto y uno se da cuenta de este gran sinsentido que es vivir y hacer las cosas que uno hace.
En este estado mental, uno tiene que darse cuenta de que posiblemente vaya destruyendo todo lo que no tiene sentido a su alrededor. va hiriendo a otras personas, pero no le ve ningún sentido a lo que hace. Destrucción del alma, purificación de la sinrazón. Los principios se desvanecen, carecen de un sentido. No hay principios, es la jungla, y sobrevive aquel que tiene la zarpa más grande y golpea antes.

El mundo de las fieras. Se abre ante uno mismo y le reclama con su grito animal. Un gruñido ancestral desde lo más profundo del corazón.